En un Ramón Sánchez-Pizjuán caldeado por el ambiente y la temperatura, el Real Madrid cerró su temporada liguera con una victoria por 0-2 ante un Sevilla desbordado por la frustración y las expulsiones. Fue un partido extraño, en el que la superioridad numérica blanca no se tradujo en dominio claro hasta bien entrada la segunda mitad, y donde las polémicas arbitrales encendieron todavía más a una afición hispalense ya harta de una temporada decepcionante. El encuentro se torció muy pronto para el Sevilla. A los once minutos, Loïc Badé vio la roja directa tras un derribo sobre Mbappe cuando este se iba solo directo a por Nyland, dejando a los locales con diez cuando el partido apenas había comenzado. Lejos de replegarse, el equipo de Nervión trató de resistir con orgullo, espoleado por una grada que coreaba con rabia cada recuperación. Pero la tensión creció tras el descanso. En el minuto 47, Isaac Romero también fue expulsado por una dura entrada sobre Tchouameni, y el Sevilla quedó con nueve. A partir de ahí, el duelo entró en un terreno previsible: posesión interminable del Madrid y un Sevilla encerrado, tratando de aguantar como podía. No fue hasta el minuto 75 cuando se rompió el muro. Luka Modric, una vez más, agitó la varita con una asistencia milimétrica que Kylian Mbappé convirtió en gol con un disparo preciso desde la frontal. Fue un tanto celebrado con rabia, casi como una liberación tras tanto atasco. Poco después, con el Sevilla ya exhausto, llegó la sentencia. Gonzalo García asistió de cabeza a Jude Bellingham para colocar el segundo en el marcador a puerta vacía. Fin de la historia. El Real Madrid se llevó la victoria con oficio y sin brillo, pero el foco no estuvo tanto en el juego como en las protestas de la afición local, que abandonó el estadio en señal de rechazo a la directiva y al rumbo del club.
El Reale Arena se vistió de emoción y nostalgia en una tarde que quedará grabada en la historia reciente de la Real Sociedad. No por lo que se jugaba en la clasificación, sino por lo que se cerraba en el alma del club: el adiós de Imanol Alguacil, el entrenador que durante seis años y medio lideró con orgullo, pasión y alma txuri-urdin. Y el equipo le regaló la despedida que merecía: una vibrante victoria por 3-2 ante el Girona. Desde el primer minuto se notó que era un día especial. A los cinco minutos, Pablo Marín abrió el marcador con un disparo certero tras una buena combinación ofensiva. Pero el Girona respondió rápido: Cristhian Stuani empató apenas cinco minutos después, aprovechando un despiste defensivo. El encuentro, sin presión clasificatoria pero rebosante de fútbol y emoción, continuó a ritmo alto. En el 20’, un penalti claro sobre Oyarzabal lo convirtió el propio capitán en el 2-1, desatando la euforia en la grada. Cada gol, cada jugada, cada gesto, se sentía como parte de un homenaje colectivo a Imanol. En la segunda mitad, el Girona igualó de nuevo. Esta vez fue Portu, con pasado realista, quien puso el 2-2 en el minuto 77, en una acción de picardía y remate certero. Parecía que el empate sería el resultado final, pero el fútbol, como tantas veces, tenía reservado un cierre perfecto. En el tiempo añadido, Arkaitz Mariezkurrena, joven valor de la cantera, apareció en el área para marcar el 3-2 definitivo. Un gol que sellaba el triunfo, pero que sobre todo ponía el broche poético al último baile de Imanol. Al término del partido, los jugadores le mantearon en el centro del campo y la afición coreó su nombre sin cesar.
Ancelotti recupera a Brahim, Vinícius Jr y Asencio, pero tiene lesionados a Camavinga, Militao, Carvajal, Endrick, Alaba, Mendy y Rodrygo, mientras que están sancionados Rüdiger y Bellingham. Imanol Alguacil tiene como dudas a Aguerd, Becker y Oskarsson.
Que se quede Lunin en el real madrid que no va a ganar en ningún equipo y tambien te van a no poner y te vas a quedar en el banquillo como en el real madrid, ( yo echaría a courtois o dejarle como segundo portero).