El atacante del Celta anotó el primer hat-trick de su carrera en Primera, aunque no fue suficiente para evitar la derrota ante el FC Barcelona

En una tarde de locura en el Estadio Olímpico Lluís Companys, el Barcelona sacó a relucir su carácter competitivo con una remontada memorable ante el Celta de Vigo, al que venció por 4-3 en un partido que tuvo de todo: goles, emoción, drama y un desenlace agónico. El guion parecía escrito para tragedia culé. El Celta, valiente y vertical, sorprendió a todos con un Borja Iglesias desatado, que se convirtió en el justo MVP de la jornada. El delantero vigués firmó un hat-trick que silenció las gradas: primero al minuto 15 para empatar el gol inicial de Ferran Torres; luego en el 52 y, finalmente, volvió a golpear en el 62. Con el 1-3 en el marcador mediada la segunda mitad, el Barcelona se tambaleaba y el Celta soñaba con una victoria histórica en la capital catalana. Pero este Barça tiene a un jugón como Dani Olmo . Siempre eléctrico, inició la remontada en el minuto 64 con un disparo ajustado tras una gran jugada colectiva. Raphinha puso el empate solo 4 minutos después, encendiendo la esperanza. El asedio era constante, y el Celta, que había sido valiente, comenzó a ceder terreno y energías. Y cuando el reloj rozaba el minuto 98, apareció de nuevo Raphinha. El brasileño, incisivo durante todo el partido, no falló desde el punto de penalti tras una falta cometida sobre Dani Olmo dentro del área. El estadio estalló. El Barça pasaba del abismo a la gloria en cuestión de minutos. Otro de los más destacados fue Koundé, pese a los tres goles, durante todo el partido se mostró muy activo. La única sombra del triunfo fue la lesión de Robert Lewandowski, que tuvo que abandonar el campo con molestias musculares en el tramo final. Su estado genera preocupación, especialmente con la final de Copa del Rey ante el Real Madrid a la vuelta de la esquina. Con esta victoria de carácter, los de Hansi Flick se mantienen en lo más alto de LaLiga con 73 puntos, defendiendo con uñas y dientes un liderato que parecía peligrar. El Celta, por su parte, se marcha con la cabeza alta, pero con las manos vacías.

En el José Zorrilla se vivió un duelo lleno de emociones, goles y contrastes. CA Osasuna, con un inicio arrollador, parecía haber sentenciado pronto al Real Valladolid, pero el conjunto local reaccionó con orgullo en la segunda mitad, protagonizando una remontada frustrada que terminó con un 2-3 favorable a los navarros. Una victoria que deja a los rojillos casi salvados… y al Valladolid prácticamente descendido. Desde el primer minuto, los de Jagoba Arrasate salieron decididos. Ante Budimir abrió el marcador con un tanto a los nueve minutos. El Valladolid, superado, no encontraba respuestas. Para colmo, antes del descanso, Rubén García colocó el 0-2, hundiendo todavía más al cuadro vallisoletano. Pero el fútbol, como siempre, guardaba espacio para la épica. Raúl Moro, con orgullo y velocidad, recortó distancias con un buen gol que reanimó a la grada al poco de empezar la segunda mitad. Sin embargo, Budimir en el 60 volvió a poner tierra de por medio desde el punto de penalti. Poco después, Mamadou Sylla transformó otro penalti que puso el 2-3 en el marcador y el miedo en el cuerpo de Osasuna. El Valladolid se volcó en busca del empate, pero el esfuerzo llegó tarde. Osasuna supo resistir el empuje final gracias a una gran actuación sobre todo de Bretones y se llevó tres puntos que le permiten mirar hacia arriba, incluso soñar con Europa.

En Montilivi, el Real Betis desplegó su versión más contundente para tumbar al Girona con un rotundo 1-3, en una noche que dejó a los catalanes sumidos en una preocupante crisis y a los verdiblancos acariciando los puestos de Champions. Desde el pitido inicial, el equipo de Pellegrini salió con una marcha más. Con un Isco en modo director de orquesta, el Betis marcó territorio muy pronto. Fue el propio malagueño quien, con un saque de esquina preciso, sirvió en bandeja el primer gol a Johnny Cardoso, que cabeceó a la red sin oposición. El Girona intentó sacudirse el golpe, pero antes de que pudiera reaccionar, llegó el segundo mazazo. Antony, incisivo y veloz, aprovechó un centro medido de Perraud para poner el 0-2. Y aún faltaba el broche final de una primera parte perfecta: Isco culminó su exhibición con un gol propio. 0-3 al descanso, y una sensación de superioridad abrumadora. En la reanudación, el Betis levantó ligeramente el pie del acelerador, y eso permitió al Girona tomar algo de aire. Stuani, el eterno recurso de los gerundenses, maquilló el resultado en los compases finales con un gol de orgullo, pero no bastó para alterar el rumbo del partido. Con esta victoria, los verdiblancos se colocan a un punto de la zona Champions, mientras que el Girona, irreconocible tras su brillante inicio de temporada, acumula diez jornadas sin conocer la victoria y empieza a mirar con recelo los puestos peligrosos de la tabla. En Montilivi, el Real Betis dejó su firma y el Girona, sus dudas.

En el Estadio de Gran Canaria se vivió una de esas noches que quedan grabadas en la memoria de los aficionados locales. Las Palmas, con el alma, el orden y un final de infarto, tumbó al Atlético de Madrid con un gol agónico que desató la locura en la isla. Fue un 1-0 que vale oro en su lucha por la permanencia… y que deja al Atleti tocado en sus aspiraciones ligueras. Durante buena parte del encuentro, el conjunto rojiblanco llevó la batuta. Dominó el balón, generó más llegadas y empujó a Las Palmas hacia su área. Pero los canarios no se descompusieron. Se defendieron con orden, con una estructura férrea, y cuando todo fallaba, ahí estaba Dinko Horkas para salvar los muebles. El joven portero croata firmó una actuación sobresaliente, convirtiéndose en el sostén del equipo con paradas clave. El tiempo corría y el empate parecía firmado. Simeone agitó el banquillo en busca del gol salvador, pero Las Palmas resistía. Y cuando nadie lo esperaba, llegó el milagro. Minuto 94. Un balón suelto en el área que nadie lograba despejar y Javi Muñoz, con sangre fría, la empujó a la red. El colegiado anuló el tanto por fuera de juego, pero el VAR intervino. Gol legal. Estallido en la grada. Golpe bajo para el Atleti. El pitido final fue una liberación para los locales. Una victoria que vale mucho más que tres puntos: es aire, es esperanza, es orgullo. Para el Atlético, en cambio, fue una bofetada. Se fue de vacío de Canarias, viendo sus opciones de pelear por el título alejarse y sufriendo un nuevo tropiezo fuera de casa.

En una noche cargada de tensión en el RCDE Stadium, el Espanyol se reencontró con su mejor versión y dio un paso firme hacia la permanencia al vencer por 1-0 al Getafe. El único gol del encuentro llegó en el minuto 39, en una jugada de estrategia bien ejecutada. Edu Expósito lanzó un córner con precisión y el central Kumbulla se elevó entre la defensa azulona para cabecear al fondo de la red. Era el premio a un primer tiempo donde el conjunto perico mostró más ambición y energía que su rival. El estadio rugió con ese tanto que, más allá de su valor en el marcador, simbolizaba el renacer de un equipo que encadena tres victorias consecutivas, algo que no lograba desde los tiempos de Rubi en el banquillo. El partido, sin embargo, no se resolvió sin sufrimiento. A los 60 minutos, el Getafe perdió a Christantus Uche por una dura entrada sobre Jofre. Con un hombre menos, los de Bordalás se volcaron con más corazón que cabeza sobre el área local. Arambarri estuvo a punto de empatar con un disparo lejano, pero Joan García, muy seguro bajo palos, respondió con una parada salvadora. En el añadido, Cheddira marcó lo que parecía el segundo para el Espanyol, pero el VAR anuló el tanto por fuera de juego. El pitido final desató la alegría en Cornellà. El Espanyol, ahora con 38 puntos, empieza a ver la salvación más cerca. El Getafe, por su parte, sigue con 39, algo estancado y con la necesidad de reencontrarse con el fútbol que lo ha hecho competitivo durante buena parte de la temporada. Ambos equipos todavía pueden soñar con meterse en puestos europeos.

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