Pocos partidos se pueden disfrutar tanto en Segunda División como en un Eibar - Levante. Desde tiempos inmemoriales, los duelos entre ambos azulgranas son sinónimo de goles, euforia y dramatismo desde el primer hasta el último minuto. Brugué inauguró la contienda superando a Jonmi en el 3′ de encuentro, mientras que Puertas lo cerró en el descuento. Tras un mayor dominio armero, en el que gozaron de ocasiones suficientes como para marcar más que en dos ocasiones, los granotas hicieron un ejercicio de resistencia, tras ponerse dos veces por delante. La finura de los de Calero en los metros finales, ejemplificada en Roger Brugué, tuvo que ser contraatacada con el convencimiento de un Antonio Puertas que no paró de intentarlo dentro del área. Sin tiempo para seguir surfeando la ola positiva que instaló la igualada del almeriense en el tramo final, armeros y granotas sellaron la paz para seguir sumando.