Vivía Cornellà-El Prat esta semana el primer simulacro de emergencia en un estadio de LaLiga. Y eso fue el Espanyol-Albacete de este domingo, sólo tres días después. Lo del Espanyol, capaz de lo mejor y de lo peor en cuestión de minutos, de empezar fatal, de seguir con diez y acabar en zona de ascenso, es un simulacro de la vida misma. Como Jofre y el gol dedicado a su madre, tristemente fallecida. O Melamed, tan dentro como fuera del club. Y lo del Albacete, que lejos de agazaparse dominó bajo la batuta de Manu Fuster, se convierte a pesar de su buen partido en una absoluta emergencia.