
El fútbol moderno tiene episodios extraños. Y uno de ellos se dio anoche sobre las 23:00 en el estadio de La Romareda. Dani Gómez cabeceaba un balón que suponía la permanencia del Real Zaragoza. Porque ese gol conllevaba al descenso matemático del Tenerife. Y de esa situación estaba pendiente el mercado de Segunda División.
