Un penalti decidó el duelo entre Almería y Levante, dos aspirantes al ascenso que encaraban el partido con objetivos y necesidades muy diferentes. Los indálicos tenían delante un ‘match-ball’. Un pinchazo les descartaba casi por completo de la pelea por el ascenso directo. Los valencianos, amén del liderato, aspiraban a sacar de la pelea a la mejor plantilla de la categoría. Una especia de premio doble que, sin embargo, se quedó en el cajón.