Los Angeles Lakers llegaban a Salt Lake City como el equipo más en forma de la Liga. No el que tenía la mejor racha de victorias consecutivas (seis), pero sí el que más había ganado en los últimos diez partidos (nueve). Y jugando realmente bien al baloncesto. Con y sin LeBron James. Con y sin Anthony Davis. Con y sin Luka Doncic. Estaban ganando tanto que ya no parecía un disparate mirar al segundo puesto del Oeste, algo imposible hace no tanto. Ese mismo equipo, que hace dos días arrasó a los Utah Jazz en Los Ángeles casi sin despeinarse, ha tenido hoy su peor partido en semanas precisamente con el mismo rival. 48 horas después han sido los Jazz los que han desdibujado a los Lakers (131-119).