Toni Martínez estaba en Oporto el lunes. Le llegó la esperada llamada del Alavés y dijo sí al Glorioso. Volvía a casa, a cumplir el sueño de debutar en la Primera española. El martes se presentó en Vitoria y ni se entrenó con los albiazules, porque no estaban los contratos redactados. Sin tiempo para pestañear, fue citado para el primer partido y ayer revolucionó el derbi ante la Real, mermada por una discutible expulsión de Oyarzabal. Adelantó Brais Méndez a los txuri-urdin, pero remontaron los babazorros con Villalibre de penalti, como en el ascenso del en Orriols en 2022, y con el superstar Toni Martínez, un matador letal en el área. Le bastaron siete minutos para dejar su tarjeta de presentación. Absoluto revulsivo. El elegido. “Esto es un sueño”, sonreía.