El partido en realidad estuvo muy lejos de la goleada final con la que se terminó. Porque el Valladolid llegaba colista pero llevó al Metropolitano, y al Cholo, a echar mano un par de veces del desfibrilador. Pero, si Giuliano le cambiaba primero la noche, después lo haría su propia situación de equipo casi descendido. El Atleti sigue prendido a la Liga y esa fue la mejor noticia para los más de 55.000 que acudieron al campo a ver jugar a los rojiblancos como si procesionaran. Al trantrán y trompicones. El día, la hora, la lluvia y la semana no estimulaban. Tampoco que el rival fuera el colista.
