La expulsión de Rodrigo (28’), rigurosa a ojos blanquinegros, pero de torpeza mayúscula su manera de soltar el codo buscando a Estupiñán, condicionó el partido. Pero en verdad no alteró su guión. Antes y después Osasuna fue mejor. Más intenso, más constante. Un rodillo. Parejo no tocó el balón hasta el 7 y el Valencia no pisó el campo rival hasta el 11. Y esa fue la tónica durante casi toda la velada. Osasuna igualó su récord de 30 partidos invicto en El Sadar y alcanza los 14 puntos; el Valencia se queda en zona de nadie y sin Rodrigo ni Cheryshev para recibir el miércoles al Sevilla.
Sucedió, cosas del fútbol, cuestión de calidad, que Gameiro dejó en evidencia a Raúl Navas y le regaló el 0-1 a Rodrigo (14’), que solo tuvo que empujar el balón en el primer y único remate ché a portería (por los 30 de Osasuna). Ese gol era un espejismo a los méritos del Valencia, una mala resaca para Osasuna, cuya virtud,...