Debería definitivamente la Sociedad Española de Cardiología meditar si cambiar de sede. Si ubicarla en Cornellà-El Prat. Porque en el estadio del Espanyol, esta temporada, cada partido induce a la taquicardia. Es inevitable. Ni un parque de atracciones ni una tortura al estilo de La Naranja Mecánica (la película, no la Holanda de los 70). Se vive, o acaso se sobrevive, cada instante a flor de piel. Y se sufre, sobre todo se sufre. Ante el Alavés, que venía de enlazar dos triunfos, hizo lo propio una escuadra perica que ante tal padecimiento ya celebra cada victoria en Primera a lo grande, como tres puntos recortados al desaliento, a la mediocridad, a la miseria de su club. Ante el Rayo había sido un gol de Véliz en el 96′, este sábado consiguió Puado su primer ‘hat-trick’ en LaLiga de las Estrellas. Y marcó además el que abría la lata en el minuto del eterno capitán.