Un simple movimiento táctico, esto es, devolver a Muniain al sitio donde le ha llamado el fútbol, bastó para consolar al Athletic con un triunfo de urgencia, y para devolver al Espanyol a los tiempos de los nubarrones con Gallego. En 15 minutos, casi con el partido sacándose las legañas, San Mamés ya había dictado sentencia. Garitano probó con Raúl García de nueve y Williams en la banda derecha, ese costado que dejó muchos meses atrás según se levantaba acta del declive de Aduriz. Con ese inesperado giro, vistió dos santos, ya que encomendó la mediapunta a Muniain.
El caso es que en el minuto cuatro inició jugada y acabó el balón en centro al área que no pudo engatillar Raúl García. Iker andaba atento y cruzó perfectamente a las mallas. En un córner poco después, volvió a estar en el escenario del crimen en un balón corto despejado por la zaga perica, para lanzar un zapatazo galáctico a la escuadra. Y también
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