Se acerca la meta y el Madrid se descuelga. Su enorme ventaja ardió en la hoguera de las quejas y los errores arbitrales, pero también en una caída en picado de su juego en momentos puntuales. Se repitió en Sevilla, donde creyó que bastaba un cuarto de hora para cerrar el caso. Pero el caso quedó abierto y un Betis más comprometido, más conjuntado y más solidario, a las órdenes de Isco, capitán y general, se lo comió.
