Hay veces que destacar a un protagonista de un partido, o el MVP, es una tarea complicada. Otros, que es la más sencilla del mundo. Paulo Gazzaniga detuvo tres lanzamientos desde los once metros al Athletic en dos penaltis (uno se repitió) para que el Girona salvara un partido que perfectamente pudo perder. El guardameta argentino hundió moralmente a los visitantes y dio alas a los suyos, que buscaron el gol con mucha más insistencia al final. Un partido abierto, bonito y singular, marcado por los penaltis, pero que tuvo mucho juego de ambos equipos. Y si el Girona no sentenció el duelo antes fue porque Álex Padilla, el otro portero, también realizó una actuación memorable, salvando a su equipo en el descuento. Incluso le acertó el lado en el penalti a Stuani, pero no pudo evitar que el uruguayo diera los tres puntos a los de Míchel.