Es casi imposible averiguar cuándo el Madrid está muerto y cuándo de parranda. Fue fácil de confundir en Vallecas, donde saltó de un estado de ánimo a otro, de un estado de actitud a otro, para llegar a un empate que este domingo puede alejarle del Barça y dejarle por detrás del Atlético. El Rayo tuvo el doble mérito de arrancar a lo grande y no ablandarse ante la remontada del Madrid. Se ganó el punto. Y el equipo de Ancelotti se equivocó dos veces: salió a por uvas y no supo rematar la faena después de meter el volantazo en un partido jugado a la tremenda, un regalo para el público. El equipo de Ancelotti mantiene el gol, pero ha perdido el control y la autoridad.
