Ya sonaba a premeditación. El Madrid, en una inexplicable condición de equipo reactivo y no propositivo, volvió a autoimponerse una remontada para seguir vivo en la Liga, pero esta vez no le salió. No se puede funcionar permanentemente a golpe de desfibrilador. El equipo volvió a ser un témpano en la salida, arrastró los pies un tiempo, falló un penalti, encajó un gol e incomodó al Bernabéu. En definitiva, se fue del partido y cuando quiso volver, quedó demasiado expuesto y se despidió de tres cuartas partes de Liga con un tanto de Hugo Duro, que pasó por su cantera, en el descuento, ese territorio que tantas veces fue suyo. El Valencia supo defenderse con mucho trabajo y mucho portero. El mejor Mamardashvili ya es juez de la Liga. Y su equipo tuvo fortuna: dos goles en tres tiros a puerta. Quizá fuera cosa del balón naranja.