A lo largo de la vida uno pierde amigos y personas, uno pierde cosas. Las llaves, papeles, la ropa, las formas y hasta la memoria. Lo que el Atleti del Cholo ha perdido es la identidad. Tan marcada otrora, ya no tiene ni coraje ni rabia ni alma. Resulta un guiñapo como una fotocopia mala de sí mismo. La vida le pasa por encima. El fútbol, aún más. En el Villamarín solo hubo un equipo que corrió y se mostró intenso y ese fue el de Pellegrini, el Betis. Lo llamativo es que solo ganó por un gol y de Giménez, en propia, lo que desde la pizarra fue un repaso.