Cualquiera que viera jugar al Barcelona ante el Valencia y luego viera la clasificación de LaLiga no entendería cómo es posible que este equipo no domine el campeonato. El aplastamiento ejecutado por el conjunto de Flick sobre el Valencia (7-1) fue de una belleza cruel. Siempre dependiendo del lado que se mire. No hay equipo más divertido, voraz y contundente que el Barça. Otra cosa es la regularidad. Pero cuando están finos, los catalanes parecen imbatibles.