En el cabezazo de Thierno Barry iba toda esa ansiedad que acumulaba. La que desveló Marcelino en la previa más la que añadió tras evitar el gol de Bailly por meter la pierna cuando estaba en fuera de juego. El Villarreal, muy superior, estaba atascado tras haberse adelantado y haber fallado un penalti y muchas ocasiones. Las Palmas casi saboreaba el empate cuando apareció la testa del francés y el VAR validó su tanto, de primeras anulado.