El Madrid sacó el aprobado alto, que era pasar y asegurarse el factor campo en la próxima ronda, pero tendrá que ir a la recuperación de dieciseisavos en febrero, donde le aguardan ya el temible City o el Celtic. Fue tras un partido frío, alejado de la emoción de la noche, ante un Brest correoso que seguirá un rato más en la carroza antes de regresar a la calabaza. No fue una noche feliz de Mbappé, la central nuclear del equipo, ni de Brahim. Tampoco de Valverde o Modric. Sí de Rodrygo, que puso al equipo en el camino del triunfo y dejó los mejores detalles de la jornada. Demostró que la izquierda es su jardín, por lo que pueda suceder entre Vinicius y Arabia.