En uno de esos partidos que le sobrarían a la Superliga, el Madrid adecentó su imagen en la Champions y amarró su clasificación para dieciseisavos. Fue un partido que empezó con goles y acabó con buen fútbol, sencillo a partir del 1-0. El equipo, sin presumir, ha recuperado el estado de bienestar que perdió en Yeda y ahora se beneficia del efecto rebote tras aquel desastre. Marcó Mbappé sin la luminosidad de los últimos choques; hizo doblete Vinicius, otra vez emprendedor y brillante, y también anotó dos tantos Rodrygo, duende discontinuo, que ya debe saber que en clubes como el Madrid pesa más el adjetivo que el sustantivo.