El Celtic sabía que con una victoria estaría clasificado para los playoff. La oportunidad no podía ser mejor, ante un equipo, el Young Boys, que ya no se jugaba nada y en Celtic Park. Todo parecía de cara. Pero la mala suerte se cruzó con los escoceses no una ni dos ni tres, sino cuatro. Todas ellas en la primera parte. Por eso, Celtic Park tembló hasta el minuto 86, cuando por fin rompieron el gafe.