En la caldera de Cornellà, bajo un cielo tenso y con la ciudad dividida, el FC Barcelona escribió el capítulo final de su título liguero: un sólido 0-2 ante el Espanyol que proclamó a los azulgranas campeones de LaLiga 2024-2025. Fue una victoria cocinada con paciencia, sufrida durante tramos del partido, pero sentenciada con talento y juventud: la firma de Lamine Yamal y Fermín López selló el 28º título de la historia culé. El derbi comenzó en un clima de alta tensión. El Espanyol saltó al campo con hambre y coraje. En los primeros minutos, los locales exigieron al máximo a Szczęsny, que respondió con reflejos de campeón. El Barça, sin embargo, mantuvo la calma. Sabía que era cuestión de tiempo. Y entonces apareció el genio. En el minuto 52, Lamine Yamal tomó la pelota con esa mezcla de descaro y magia que ya lo sitúa entre los grandes. Recortó hacia dentro y soltó un zurdazo desde la frontal que besó la escuadra. Golazo. Y alivio. El joven de 17 años volvió a ser el jugador diferencial, el que enciende la luz en los momentos cruciales. Con el Espanyol roto emocionalmente y en inferioridad numérica tras la expulsión de Leandro Cabrera por una agresión a Yamal, el Barça lo remató. En el añadido, Fermín López culminó una contra magistral liderada por el propio Lamine. El canterano no falló, y la Liga quedó sentenciada. La celebración fue contenida, casi clandestina en el campo, pero en el vestuario blaugrana la alegría era total. El título cerraba una temporada sobresaliente con Hansi Flick al mando, con la Supercopa, la Copa del Rey y ahora el campeonato doméstico. Tricampeones.
En la calidez del Estadio de la Cerámica, donde el amarillo del sol se funde con el de las gradas, el Villarreal dio un paso firme hacia la gloria europea con una victoria incontestable por 3-0 sobre un Leganés desbordado. Fue un partido sin concesiones, donde la calidad y pegada del Submarino Amarillo impusieron su ley desde el primer minuto. El conjunto de Marcelino no tardó en descifrar el partido. Ayoze Pérez, en estado de gracia, abrió el marcador en el minuto 23 tras un disparo de Pedraza que desvió el atacante español. El tanto fue un mazazo para los pepineros, que apenas se estaban asentando sobre el césped. Y ahí, en medio del desconcierto visitante, volvió a aparecer Ayoze. Ocho minutos después, el canario culminó una jugada trenzada con una definición sutil ante la salida del portero. El Villarreal se gustaba, y su rival apenas podía contener el aluvión. Antes del descanso, el golpe final: Nicolas Pépé, incisivo por la derecha, se quedó mano a mano con el portero, y envió el balón a la red con un disparo seco. Era el 3-0 y el silencio de la zaga visitante lo decía todo. El Villarreal estaba firmando uno de los partidos más plácidos de la temporada. La segunda parte fue un ejercicio de control por parte del equipo castellonense. El Leganés, impotente y superado en lo táctico, apenas generó peligro. Los errores defensivos se acumularon, y Borja Jiménez, en el banquillo visitante, no encontraba respuestas en la pizarra. Con este triunfo, el Villarreal encadena su cuarta victoria consecutiva y acaricia el billete para la próxima Champions League. En cambio, el Leganés se hunde un poco más, con el descenso como sombra inminente. Necesitará un milagro en las dos jornadas restantes para mantenerse en Primera.
Hansi Flick recupera a Iñigo Martínez y Pablo Torre, pero tiene lesionados a Koundé, Ferrán Torres, Marc Bernal, Ronald Araújo. Marcelino tiene lesionado a Akhomach y son duda Barry, Kiko Femenía y Albiol.